Variedades de papa nativas se adaptan a la sequía
La evaluación de 115 tipos de papa criolla Solanum tuberosum grupo Phureja y Andigenum sometidos a estrés hídrico, o escasez de agua, representa un paso importante en la adaptación al cambio climático de este cultivo, el quinto más importante del mundo, y juega un papel en la seguridad alimentaria, especialmente en países en vías de desarrollo como Colombia.
Entre los genotipos más destacados de esta investigación doctoral adelantada en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y cuyos resultados se presentaron en el reciente concurso Tesis en 3 Minutos, se encontraron algunos con rendimientos de entre 8 y 14 kg de papa por planta, lo que equivaldría a producciones de más de 18 toneladas por hectárea en condiciones de sequía.
Así mismo, por su alto contenido de materia seca (entre 18,4 y 26,5 %) y su resistencia a condiciones climáticas adversas, las variedades silvestres y nativas de papa criolla son un recurso invaluable en la preservación de la seguridad alimentaria.
La ingeniera agrónoma Danita Andrade Díaz, doctora en Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Palmira, explica que “se trata de datos importantes porque un alto contenido de materia seca significa menos agua y mayor concentración de nutrientes”.
“Las papas con alto contenido de materia seca suelen ser más resistentes a la sequía, ya que la concentración de sólidos permite que las plantas mantengan mejor su estructura y función en condiciones de estrés, información que puede ser de interés para la agroindustria”.
Pero eso no es todo, el estudio también reveló que la selección por rasgos genéticos como los mencionados contribuiría al mejoramiento o a la transformación genética de plantas orientada a la generación de cultivares más precoces, es decir que se producirían variedades de papa que maduren en menos tiempo.
Así, “el fortalecimiento de su producción y la mejora de sus características genéticas permitirán enfrentar los desafíos del calentamiento global, garantizando su disponibilidad para la alimentación de las generaciones futuras”, destaca la doctora Díaz, docente de la Universidad Nariño (Udenar).